ENTREVISTA A ALMUDENA ARIZA

Antes de leer, tened en cuenta que esta entrevsita fue realizada para un trabajo de la facultad hace un año, por lo que las fechas a las que se hace referencia, son en relación a ese año, y no al actual.
He decidido publicarla aquí porque me parece un testimonio muy interesante de cómo está el mundo del periodismo en particular y el mundo en general...
Espero que os guste:

Almudena Ariza / Reportera.

ALMUDENA ARIZA: REPORTERA DE HISTORIAS Y RITMO

El pasado 16 de Diciembre, en plena Alianza de Civilizaciones, se les impidió el paso, en una universidad de Oriente Medio, a cuatro periodistas españolas por ser mujeres. Almudena Ariza, en sus viajes como enviada especial y reportera de Televisión Española, ha sufrido en carne propia la privación de derechos y libertades a la que se ven sometidas las mujeres en el mundo islámico.
Es una mujer de mente abierta, fuerte carácter e ideas claras en cuanto a los conceptos básicos de su profesión. Enamorada de su vida y su trabajo, se deja sorprender por la actualidad que la rodea, además de moverse por el deseo de estar donde esté la noticia, vivirla y contarla.


Es usted conocida principalmente como reportera y enviada especial pero, además de esto, ¿qué otros trabajos realiza?
Hace años me surgió la oportunidad de contar mis experiencias y descubrí que me interesa mucho la docencia como manera de compartir opiniones entre el docente, o el periodista que ocupa su lugar, y los alumnos, que son generaciones jóvenes que pueden aportar mucho. Además, cuando tienes que dar conferencias o cursos, te ves obligado a pensar sobre lo que haces. A veces, cuando uno está trabajando, no reflexiona sobre si es conveniente, si lo podría hacer mejor, cómo se hace en otros sitios, etc.
¿Le sirve para abrir la mente?
El acercarte a las universidades te obliga a ponerte al día también a nivel teórico. No atocinarte, es como el médico que no estudia y no está al tanto de lo que hacen otros médicos en otros sitios. Tienes que estar atento a lo que hace otra gente para mejorar tú.
¿Qué tipo de periodismo es el que más le gusta?
Me interesa todo el periodismo en cuanto a la posibilidad de contar la vida que, en definitiva, eso es el periodismo. A los alumnos siempre les digo que el verdadero motor del periodista es la curiosidad, si no sientes curiosidad por lo que te rodea difícilmente vas a sentirte motivado para mover un poco el culo cuando pasan cosas. Yo soy muy curiosa. He cubierto guerras, terremotos, atentados, pero no siempre son cosas tan espectaculares, el último reportaje que hice fue sobre una secta en el País Vasco, ahora estoy preparando otro sobre víctimas del amianto, y casi cualquier tema que abordo, a nada que empiezo a escarbar, acaba interesándome. Por eso disfruto con casi todo lo que hago y, en ese sentido, no hay un periodismo que me guste más que otro.
¿Y si tuviera que elegir?
Me gustan mucho las coberturas de noticias calientes, cuando pasa algo muy gordo, con grandes consecuencias. Estar en el lugar más caliente, informativamente hablando, en el punto de mira de todo el planeta, es una sensación muy poderosa. Tener la oportunidad de vivirlo y contarlo. Pero, como no siempre tienes la oportunidad de estar donde ocurre la noticia más importante, el día a día también es bonito y me produce gran satisfacción.
Se puede sacar partido también de lo cotidiano.
Y quizá sea lo más difícil, es muy fácil ir a Nueva York cuando han caído las Torres Gemelas y contar una historia, porque está lleno de historias. Lo más duro es sacar partido a las pequeñas historias. Yo empecé haciendo información local y creo que es una fábrica muy interesante para el periodista. Mirar lo que ocurre a su alrededor, y hacerlo crecer, es muy difícil y engrandece al periodista. De hecho, muchas veces, las historias más bonitas son las más simples, no hay que perseguir la gran historia sino esa pequeña historia que tienes a tu lado y que, sin embargo, tiene una fuerza extraordinaria.
Con 17 años empezó a trabajar en “los 40 Principales” y ha declarado que se enamoró de la radio para siempre, ¿le gustaría volver a este medio?
¡Muchísimo! En la radio empecé a conocer esta profesión. Me dedicaba a la música y nunca me había planteado estudiar periodismo, casualmente llegué a la radio, y conocí su mundo que es apasionante. Me enamoré de la radio porque es un medio muy íntimo, desde un estudio chiquitito, con un micrófono, tienes la grandeza de llegar a mucha gente y transmitir muchas cosas. Aunque echo en falta el sonido y el testimonio de la gente, que es muy importante en la radio. Hay mucho de voz de locutores, pero pocos sonidos que expliquen lo que pasa. Ya que no hay imágenes, el sonido sitúa muchísimo. Magín Revillo, de Radio Nacional, incorpora mucho sonido ambiente, supongo que por la influencia de trabajar en EEUU, y algunos locutores más también empiezan a hacerlo.
¿Cómo ve el panorama del periodismo español actualmente?
No soy derrotista. Hay de todo, me interesa mucho el periodismo de historias, veo reportajes y formatos nuevos, como “Mi cámara y yo” o “Callejeros”, que hacen cosas muy vivas. Me gusta este periodismo que humaniza el mundo. Y hay cosas que no me gustan nada: el periodismo de doctrina, que sirve a ideologías políticas, el de cotilleo, frívolo, amarillo, que explota lo más bajo del ser humano. Una cosa que lamento es que la profesión se ha devaluado en el sentido de que parece que todo vale, creo que habría que mantener unos parámetros de calidad, rigor y honestidad que no siempre se ven.
¿La competencia tiene que ver en esto?
¡Claro! La competencia, la dictadura de las audiencias... da lugar a productos muy fáciles, muy baratos y de consumo rápido. Es un periodismo, o lo que sea, que habría que descartar, puede funcionar en términos de audiencia pero es pseudoperiodismo.
Como enviada especial ha cubierto guerras, desastres naturales, atentados... ¿Elegía cubrir este tipo de noticias o eran trabajos encomendados?
Son cosas que toca hacer, pero normalmente nos peleamos por ir a esos sitios. Es como cuando Penélope Cruz dice que Almodóvar le ha dado el papel de su vida, a todos nos encantaría tener papeles así para poder lucir el trabajo, ya que a veces no es tanto que seas buen periodista como que tengas la oportunidad de demostrarlo.
¿En qué modo ha sufrido la discriminación hacia la mujer en países musulmanes?
Como todas las mujeres. Allí tienes que pasar por el aro y acatar todas las obligaciones que tiene la mujer. Por ejemplo, en Irak, para cubrir una manifestación chií, había que ir con habaya, que es una especie de sotana negra; tenía que ir a una tienda, comprarla e ir con la sotana y toda cubierta de negro. Mientras mis compañeros, periodistas hombres, no tenían que disfrazarse ni ponerse nada. Otra vez, en Irán, nos detuvieron porque se me veía un poco el pelo... A veces te molesta, te irritas, piensas porqué las mujeres no se revelarán y al final te acostumbras y te ves obligada a hacer tu trabajo y a aceptar que las cosas son así. Porque tú vas a contar una historia y no vas a cambiar el país, la revolución es cosa de otros.
¿Qué se puede hacer desde la labor de un periodista?
Como mucho puede denunciar que eso existe. El periodista es un ser humano que puede plantearse que tiene una misión en la vida o puede dedicarse a hacer un periodismo fácil. El que quiere ser periodista con una función social puede hacer reportajes de denuncia, de búsqueda de la verdad y poner los puntos sobre las íes. Muchas veces tiene la función de explicar lo que ocurre y de dar a conocer aquello a lo que la gente no tiene acceso por cuestiones obvias de lejanía o de otro tipo.
¿Demasiadas diferencias?
Una cosa que me impresionó en Afganistán fue que, en plena guerra, las enfermeras atendían con burka, es una cosa que clama al cielo. Muchas mujeres dicen que gracias al burka pueden salir a la calle. Es un sistema muy complejo pero sigue demostrando que la mujer es un elemento de segunda categoría en el mundo islámico en general. Es una manera de someter y humillar a las mujeres, de marcar la distancia. Ellas están en otro nivel y muy por debajo de los hombres en cuanto a derechos de todo tipo.
¿Cuál ha sido su momento más duro?
Ha habido muchas cosas, pero el momento en que vi realmente que no sobrevivía, fue en la guerra de Irak, en un campo de batalla donde estaban luchando cuerpo a cuerpo soldados irakíes y kurdos. Mis compañeros y yo nos metimos en una trinchera, no calculamos bien y el enemigo estaba demasiado cerca. Al rato vimos como venía un grupo de soldados irakíes disparando, los kurdos, que estaban con nosotros, se habían quedado sin munición, tuvimos que salir corriendo mientras las balas silbaban, pasar por un campo que sabíamos que estaba minado y cada que paso que dábamos corríamos el riesgo de saltar por los aires. Fueron 20 ó 25 minutos en los que los tres que íbamos nos veíamos fuera de este mundo y, sin embargo, salimos de ahí y podemos contarlo.
¿Qué se le pasó por la cabeza en ese momento?
Lo más curioso es que no sentí un pánico especial, no me asaltó la histeria, incluso en un momento dado pensé: no es mala forma de morir. Me sorprendí a mí misma por la entereza y la serenidad que mostré.
Después de lo que ha vivido, ¿cree posible una “Alianza de Civilizaciones”?
No. Cada vez menos. No veo ningún interés a gran escala por hacer un mundo más justo, no hay más que mirar hacia Irak, me parece dramático el baño de sangre que hay a diario y que nos hayamos acostumbrado a eso, que nos acostumbremos a que determinados gobernantes se dediquen a hacer la guerra para seguir con el negocio de las armas. Seguimos viviendo en un mundo interesadamente injusto y desigual. Si lo pensamos, tenemos todos los días grandes motivos para estar protestando en la calle con enormes pancartas. Hay gente con muy buen corazón, pero la política y los intereses económicos están convirtiendo el mundo en un lugar bastante desgraciado.
¿Qué significa actualmente libertad de expresión?
Contar las cosas sin que nadie te presione o te obligue a cambiarlas. En general, hacemos un periodismo movido por intereses políticos y empresariales. Muchas veces son los gabinetes de prensa de las empresas los que mandan en la agenda informativa. Por ejemplo, un laboratorio farmacéutico presenta un medicamento, llama a todos los medios y al fin nos dejamos llevar y acabamos dándole publicidad gratuita. Esa es la manera más sutil de limitar la libertad de expresión. Los medios tendrían que tener el coraje, la valentía y el recorrido suficiente, para apostar por temas propios, no los temas de carril que marcan los políticos, las empresas, etc.
Hay otra manera menos sutil.
Claro, cuando te dicen esto no lo puedes dar. Actualmente estamos avanzando mucho en ese sentido, Televisión Española ha sido un lugar en el que los políticos tenían la tentación de meter mucho la mano, ahora hay más oxígeno para todos.
¿Qué dicen sus hijos cuando la ven en condiciones adversas?
No lo padecen mucho porque yo no dramatizo, al contrario, lo que sale de mí siempre es lo mejor de mi experiencia. Alguna vez mi hijo se puso a llorar en el colegio, cuando estaba en Irak. Y mi hija me dice: “mamá, ¿y si vas allí y te matan?”. Pero yo le quito dramatismo. En casa no se vive como algo terrible porque yo no lo veo como algo terrible. Si provoca algún tipo de angustia es más por la ausencia, no tanto por el sitio en el que esté como por el hecho de que no esté con ellos.
Y con su marido, ¿cómo llevan lo de compartir profesión?
Hablamos poco del trabajo, no contaminamos la casa de malos rollos profesionales. Pero entendemos mejor las obligaciones de cada uno, cuando tenemos que salir de viaje, si tenemos horarios complicados, lo aceptamos porque esta profesión es así, dependes de la noticia, a veces surge y tienes que ir. En ese sentido creo que funcionamos bien.
Además es usted web master del portal de música latina, todosalsa.com, debido a su pasión por este baile.
Cuando estaba en el conservatorio, en Madrid, estudiando guitarra clásica, casi todos mis compañeros eran latinoamericanos que venían a estudiar guitarra española. Ellos me empezaron a enseñar estos ritmos y desde esa época estoy enamorada de los ritmos como el son cubano, la salsa, el merengue, la bachata, la cumbia...
Pero aparte de la música en sí, también le gusta bailarla.
Bailar me fascina, soy capaz de salir y estar horas y horas bailando sin cansarme, además, casi siempre que viajo, consigo escaparme en algún momento para escuchar música por ahí o para bailar. Me interesa mucho en general la música étnica, africana, asiática...
¿Es una vía de escape?
En mi casa siempre se ha escuchado mucha música flamenca, mi madre y mi abuela cantaban, yo tocaba la guitarra flamenca desde pequeña, luego aprendí guitarra clásica. Mi hijo toca el piano y mi hija guitarra clásica. Mi marido ha sido director de la revista Rolling Stong. No es sólo una vía de escape, la música forma parte de mi vida siempre.