¡No veas la entrevista!

Aunque queda poco tiempo para que la polémica entrevista a Julián Muñoz sea retransmitida, quiero sumarme al movimiento en contra de la misma.

Probablemente muchos de los espectadores estimen que esta entrevista es de un gran interés general, al ser un personaje de una considerable relevancia pública, probablemente muchos otros la vean únicamente por entretenerse o por ser seguidor de la vida de éste y otros faranduleros.

Normalmente no me posiciono muy a favor de la llamada "prensa del corazón", aunque la respeto según la profesionalidad de quien la ejerza pero, en este caso, mi denuncia va más allá, no se trata sólo de una entrevista que sirva de alimento una vez más los carroñeros de la información y gente que, sin ningún tipo de mérito, se enriquece a costa de contar sus vergüenzas ante el pasmoso aburrimiento convertido en seguimiento de miles de espectadores, sino que se trata de una entrevista a una persona que, tras ser juzgado en seis ocasiones por delitos urbanísticos (que como todos sabemos se enriqueció notablemente a raíz de los hechos), va a cobrar entre 300.000 y 350.000 euros por la citada entrevista.

Con este manifiesto quiero unirme al llamamiento que desde varias webs, blogs, etc. se está llevando a cabo y pedirte que NO VEAS LA ENTREVISTA A JULIÁN MUÑOZ.

Desde hace un tiempo a esta parte se está manteniendo el debate del camino hacia el que se dirige la televisión en particular, y los medios de comunicación en general. Del tipo de información que crea gancho en los espectadores, de lo que es rentable y lo que no lo es para los publicistas, etc.

Creo que España se merece otro tipo de televisión, otro tipo de información o entretenimiento y que, si acontecimientos como este -que no deberían ser tales, al menos no en estas circunstancias- dejan de ser rentables, si esos 350.000 euros con los que se pagará a una persona que acaba de salir de prisión por enriquecerse delinquiendo le pasan factura a quien los paga, quizá el sector de la información comience a plantearse presentar otros formatos. Trazar un camino que se dirija a unos productos con más calidad que no mine la capacidad intelectual del espectador y, sobre todo, que no enriquezca a delincuentes y otro tipo de estrellados que utilizan, aprovechan y se benefician de cualquier situación, por ruin y humillante que ésta sea.